El visionario paso de Enrique Molina Garmendia por el Liceo de Talca
Enrique Molina Garmendia fue durante la primera mitad del siglo XX uno de los educadores más brillantes de Chile. Comprendió a cabalidad la importancia que tenía la educación para el desarrollo y progreso del país y para la descentralización de las regiones.
Nacido en La Serena el 4 de agosto de 1871, falleció en Concepción el 6 de marzo de 1964. Luego de su paso por la rectoría del Liceo de Talca (1905-1915), donde dejó una profunda huella, su mayor logro fue fundar en 1919 la Universidad de Concepción, la tercera más antigua del país y la primera fuera de Santiago.
Estudió en el Liceo de La Serena y en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. La teoría y la práctica educativa las conoció a fondo a través del estudio erudito de los autores de dicha temática y de la investigación realizada en terreno durante sus viajes que hizo a Europa, Estados Unidos e Iberoamérica donde tuvo acceso a los sistemas educativos vigentes y conoció a los principales maestros y filósofos de su tiempo (Simmel,W undt, Bergson, Durkheim, etc.).
De regreso en nuestro país hizo todo lo posible para llevar a la práctica estos planteamientos. Su vida entera la dedicó al magisterio, actuando como profesor, rector de liceo, rector fundador de la Universidad de Concepción y como ministro de Educación.
El año 1891 recibió su título de pedagogo en Historia y Geografía y un Diploma de profesor de Gimnasia.
Su primer desempeño profesional lo realizó en el Liceo de Hombres de Chillán, ciudad donde además continuó su formación de manera autodidáctica y traba amistad con Alejandro Venegas. En 1903 fue destinado como profesor en el Liceo de Hombres de Concepción.
Dos años más tarde (1905), asumió como Rector del Liceo de Hombres de Talca. Por su labor desarrollada en este liceo, Molina Garmendia es considerado una de las figuras más relevantes y emblemáticas de la historia liceana talquina, junto a Alejandro Venegas, quien publica el libro “Sinceridad, Chile íntimo en 1910”, bajo el seudónimo de Doctor Valdés Cange.
Molina dirigió el Liceo de Talca entre los años 1905 y 1915, periodo en que su labor pedagógica fue fecunda y de gran relevancia. Al respecto, Hugo Morán (1977), en su obra Historia del Liceo de Hombres N°1 de Talca, establece: “la labor que don Enrique Molina realizó en Talca es un capítulo de la historia de la pedagogía que aún permanece inédito. Su rectorado en esta ciudad…marca una etapa interesantísima. Aquí nacen y florecen geniales concepciones en el quehacer pedagógico que muy posteriormente se incorporarán al acervo educacional de nuestro país”.
La labor desarrollada en Talca se ve reflejada tanto en el ámbito del progreso material del liceo como así también en las innovaciones introducidas en el campo pedagógico y administrativo. En este ámbito introdujo, para mejorar la disciplina, el régimen de profesores-jefes de curso, en lugar del inspector vigilante. En el internado realizó cambios en el tipo de personal a cargo de los estudiantes y en el sistema de alimentación.
Implantó además, la pensión dominical para alumnos que no tenían residencia en Talca. El año 1910 inició una experiencia pionera en coeducación. Nacieron en este periodo el Centro de Ex-alumnos y la Brigada de Boy-Scouts, entre otros organismos internos del liceo. Se debe agregar además, que estando en esta ciudad, ven la luz obras emblemáticas de su creación como son: La Cultura y la Educación en general (1912); Filosofía Americana y Educación Contemporánea, ambas de 1914.
Al asumir su rectorado en Talca, el edificio en el que funcionaba el liceo y que databa del año 1843 se encontraba en condiciones deplorables, por ello, no cesó en su tarea de conseguir recursos para su reparación e inició, en 1906, el largo camino que llevó a la construcción del actual edificio que ocupa el plantel, el que finalmente fue inaugurado oficialmente el 8 de abril de 1926.
La Biblioteca tuvo un lugar preponderante en la preocupación del Rector Molina. Para él, ésta debía jugar un rol importante en la cultura de la ciudad y además, en esa época, era la única biblioteca pública que contaba con un horario adecuado que permitía el acceso a alumnos, profesores y público en general. En su periodo se encargaron libros a diferentes países sobre las distintas ramas del saber: química, filosofía, biología, sociología, literatura y muchas obras de distintos autores sobre temas de cultura general. Respecto del material didáctico existente para el trabajo con los alumnos, Morán señala que: “se adquieren excelentes mapas encargados a Alemania, los muebles para los escolares son traídos desde Francia y Estados Unidos, el material de gimnasia proviene de Inglaterra y se instalan los primeros baños. Para el internado se adquieren catres, veladores, estantes, etc.”
Molina Garmendia se aleja de Talca en 1915 (dejando para esta ciudad y el país un legado invaluable), para continuar con su labor pedagógica en Concepción.