Fecha de fundación: 22 de diciembre de 1891.
Nombre: Yerbas Buenas.
Población: 2017 habitantes.
Extensión: 262 km2.
La aldea de Yerbas Buenas, surgida a principios del siglo XVII, fruto de las encomiendas de Putagàn y Loncomilla otorgadas en la zona, no hubiese tenido preminencia, de no haber sido escenario de la sorpresa bélica que en abril de 1813 protagonizaron las fuerzas españolas y un destacamento del ejército independentista.
Hasta 1778 Yerbas Buenas, conocido también como Abrànquil, era un conjunto de casas rodeados de campos. Un cerro, el Quilipìn, la separaba de Putagàn y del río homónimo.
Por petición de los vecinos, el Obispo de Concepción, Francisco de Borja Morán dispuso la construcción de una capilla para impartir los sacramentos en la Isla del Maule, creando la Parroquia de Santa Cruz, ubicada donde hoy está el templo y que inició sus servicios en 1785. Al fundarse Linares, en 1794, el párroco pasó a esta nueva villa y Yerbas Buenas quedó como vice parroquia. En 1797, el sacerdote Pablo de la Barra hizo construir a su costo las casas parroquiales, que sirvieron a los realistas, cuando acamparon en el lugar el 26 de abril de 1813.
En 1805 Yerbas Buenas tenía un cuidado cementerio, mientras que Linares carecía de él. La parroquia y los edificios colindantes se derrumbaron en el terremoto de 1835, salvando milagrosamente la casa donde alojó el Brigadier Pareja y su Estado Mayor.
La expedición de las fuerzas hispanas venía desde Chiloé, donde desembarcaron, deteniéndose en Concepción, acordando con las autoridades locales la no agresión. Ello no fue obstáculo para que se enviará un aviso al General Carrera, con la llegada de las huestes enemigas, quien se encontraba en Talca, preparando la defensa.
El 7 de abril O Higgins, al mando de un destacamento, se tomó la plaza de Linares y aprisionó a 22 dragones más el oficial al mando. Ello impidió a Pareja instalarse en Linares como era su intención y siguió hasta la inhóspita aldea de Yerbas Buenas, donde acamparon con riesgos de seguridad.
Se ubicaron en lo que hoy es la plaza, ocupando las pocas casas del lugar. La que albergó al jefe español hoy es Museo y Biblioteca y fue declarada Monumento histórico en 1985.
La sorpresa ocurrió al amanecer del 27, cuando un destacamento de 600 soldados chilenos, al mando del Coronel Juan de Dios Puga atacó al campamento, produciéndose una fenomenal batahola, con muertos y heridos. Pero esa acción atemorizó a los españoles, retrocediendo a Chillán, muriendo Pareja en el camino, de una neumonía.
El desarrollo administrativo de Yerbas Buenas se incrementó tras la fundación de Linares en 1794, toda vez que la aldea quedó bajo la jurisdicción del cabildo de esa villa.
Tras configurarse como Villa, Yerbas Buenas hizo gestiones en la segunda mitad del siglo XIX para convertirse en comuna. Sus esfuerzos fallaron por la oposición del Cabildo de Linares.
Sin embargo, en 1891 se dictó la Ley de la Comuna Autónoma, donde Yerbas Buenas y otras poblaciones del Maule fueron designadas municipios. En el caso que comentamos, se le consideró con las subdelegaciones de Yerbas Buenas, propiamente tal, Esperanza, Arquen, Colbùn, Panimávida y Putagán.
Pese a los obstáculos que opuso Linares, (incluso en 1893 hizo que se le restara el sector de Putagán) la Municipalidad de Yerbas Buenas se constituyó el 6 de mayo de 1894, su primer Alcalde fue Estanislao Astete Osses y secretario municipal, el periodista Graciano Silva.
Hijos de Yerbas Buenas son Ismael Moyano Villarroel, secretario de Vicuña Mackenna y autor de la historia de la hacienda patrimonial del escritor, el padre Josè Heráclito Merino Ávila (1859 – 1904), quien diseñó y construyó, en su condición de arquitecto, la hermosa parroquia estilo gótico que tuvo Yerbas Buenas desde 1885 hasta su incendio en 1925, el Padre Reinaldo Muñoz Olave ( 1864-1942), Obispo Titular de Pogla, autor de notables obras sobre la iglesia local y nacional, la familia Ferrada de Abrànquil, con ilustres hombres de letras y la política, hasta su descendiente actual Luis Valentín Ferrada y los Premios Nacionales de Literatura, poetas Max Jara Troncoso (1886-1965) y Eduardo Anguita Cuéllar (1914-1992).