Pablo Neruda desde el Maule: el más universal de los escritores chilenos
Pablo Neruda junto a Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha conforman “las materias elementales de la poesía chilena”, dice Gonzalo Rojas en el documental Mandrágora (2005). Son los pilares de la gran mesa de piedra de la cultura nacional, pero Pablo Neruda (Parral, 12 de julio de 1904; Santiago, 23 de septiembre de 1973 ), es sin duda alguna el más universal de todos y probablemente el aeropuerto chileno debiese llevar algún día su nombre.
Hijo de José del Carmen Reyes Morales, obrero ferroviario, y de Rosa Neftalí Basoalto Opazo, a la muerte de ésta, su padre se vuelve a casar. Desde que el poeta tenía dos años fue criado por Trinidad Candia Marverde, a quien Neruda bautizó “mamadre”.
La vida y obra nerudiana, al mismo tiempo, lo empapa todo, desde la identidad cultural hasta la actividad política. Es la figura del poeta, grande como un cetáceo (a decir de García Márquez), la de un presidente de la república cultural de América. Quizás Claudio Arrau podría hacerle peso a Neruda desde el campo de la música.
Neftalí Reyes Basoalto había nacido en el sur del Maule, en el lugar más profundo que podemos imaginar, en Parral. Luego se fue más al sur, a Temuco (tierra de Teófilo Cid), donde se inspiró en las sinfonías vegetales y la humedad.
En Santiago parte publicando en 1918; en 1920 encuentra su voz interior que le dice su verdadero nombre: Pablo Neruda. Según Memoria Chilena lo hizo para no preocupar a su padre y evitar histerias familiares. Como escriben sus más connotados biógrafos, en 1921, con 16 años, se trasladó a Santiago para estudiar Pedagogía en Francés en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Allí comparte con la generación de Tomás Lago, Alberto Rojas Jiménez, Juvencio Valle y Romeo Murga. Rodeado de bohemia y de ambiente literario provocado por la Universidad de Chile concursa en la Fiesta de la Primavera, organizada por la Federación de Estudiantes de Chile, donde obtiene el primer lugar con “La Canción de la Fiesta”. Desde este momento su literatura pasa de la autorreferencia al universo y despierta el interés de críticos como Alone, Silva Castro y Prado, quienes veneran su “Crepusculario” de 1923. Al año siguiente, la editorial Nascimento publicó “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, un hit mundial musicalizado incluso por Marciano. De esta época es también su única novela “El Habitante y su Esperanza”.
Neruda es poroso y su vida trasciende lo literario. Rebalsa lo poético. Inició su carrera diplomática en 1927, año en que fue nombrado cónsul chileno en Birmania. Influenciado por el surrealismo, en 1927 publica en España “Residencia en la Tierra”
Libro calificado como “de un arriesgado vanguardismo”.
Consternado por la Guerra Civil Española escribe “España en el Corazón” en 1937. Durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda gestiona -a través del Winnipeg- un refugio
para cientos de españoles en Chile. En 1945 obtiene el Premio Nacional de Literatura. En 1950, en México, publica “Canto General” (en Chile este libro fue prohibido por la ley maldita de González Videla). “Alturas de Macchu Picchu” es posterior a esa época oscura, considerado una catedral del canto americano, fue musicalizado por Los Jaivas, una especie de oda y anverso de Pink Floyd en Inglaterra. En 1952 publicó “Los versos del capitán”. En 1954: “Las uvas y el viento y Odas elementales”. En 1965 es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Oxford y en 1971 recibe el Premio Nobel de Literatura. Asegura Memoria Chilena que es el sexto escritor de habla hispana y el tercer latinoamericano en recibirlo. Un dato, Gabriela Mistral sigue siendo la única mujer latinoamericana distinguida por la academia sueca.
Neruda fallece envuelto en el frío misterio, a 12 días del golpe y de la muerte de Allende, su gran amigo. Sus últimos días lo pasa en la Clínica Santa María de Santiago donde muere tras agravarse el cáncer de próstata que venía padeciendo.