Antonio Rodríguez Romera fue ampliamente conocido y valorado en las últimas décadas del siglo XX. Su intensa actividad periodística y teórica, y especialmente su labor pedagógica, dieron forma en Chile a la crítica de arte, terreno sobre el cual este ciudadano español -nacido en Cartagena y refugiado de la Guerra Civil- encontró una manera de educar, teorizar y ejercer la crítica como el acto libre de juzgar, en base a los cánones, pero sobre todo teniendo como sustento su propia inteligencia y amplia cultura.
Romera fue a la vez dibujante y caricaturista. Sus críticas de arte, de teatro y de cine, así como parte relevante de su actividad cultural están resumido en el presente minisitio, mientras que un interesante archivo con su obra, correspondencia, prensa, fotografías, caricaturas, entre otros formatos, se encuentra en formato físico y digital en el Centro de Documentación Patrimonial del Instituto de Estudios Humanísticos de la Universidad de Talca. El archivo que usted puede consultar, legado a la Universidad de Talca por Adela Tarragó, contiene más de 2 mil documentos y objetos entre los que destaca una extensa serie de caricaturas en color de personajes relevantes de la cultura y política mundial; también cartas con intelectuales y artistas nacionales y extranjeros, fotografías, catálogos, cuadernos de notas, artículos de prensa, investigaciones inéditas, objetos personales y críticas de arte, cine y teatro.
Entre sus datos biográficos, sabemos que Romera se tituló como profesor en Albacete, España, y que vivió entre los años 1932 y 1939 en Lyon, Francia, donde complementó sus estudios. Llegó a Chile junto a su esposa, Adela Laliga, en el barco Formosa, en 1939.
Desde 1953 hasta 1975 ejerció la crítica periodística bajos los seudónimos de: “Atalaya”, “Contertulio”, “Critilo” (críticas de teatro y cine); “A.A.R.” y “Federico Disraeli”. Fue representante de Chile en la Asociación Internacional de Críticos de Arte, con sede en París. Entre sus aportes fundamentales fue desarrollar un corpus teórico y una metodología única que permitió estudiar por primera de forma sistemática: “La Historia de la Pintura Chilena”, su gran obra, lo cual -al mismo tiempo- permitió profesionalizar la critica de arte en el país. Antonio Romera falleció en Santiago el 23 de junio de 1975.
.