Benito Riquelme González nació en Talca el 26 de junio de 1904 y falleció el 28 de septiembre de 1989. Ingresó a cursar sus primeros años de estudios en el Liceo de hombres de la ciudad en 1914, para luego emigrar a Santiago a estudiar derecho en 1924, carrera que al cabo de 4 años no alcanzó a terminar debido a problemas de salud.
Devuelta en Talca, Riquelme dio cuenta de su interés por el arte, la pintura, la fotografía y la historia siendo una de sus facetas más reconocidas la de cronista, de la cual surgió una serie de escritos denominados “Crónicas del Liceo”, “Crónicas de la Frontera” y su columna “Balcón”. Sin embargo, las más trascendentes en la carrera de este escritor fueron las reconocidas “Crónicas Talquinas” escritas desde inicios de la década del treinta hasta 1989 y publicadas, en su mayoría, durante la década de 1960 en el diario “La Mañana” (1906-1991), el periódico talquino de mayor impacto en el siglo XX. Utilizó en sus primeros escritos el seudónimo de Enrique Gómez Ballz, y otros como “Berregue”, “Panguilemo” y “Caupolícán”, sin embargo el más reconocido fue el de Rigon Benoit (Ri= Riquelme, Gon= González, Benoit =Benito). Con este último Riquelme retrató agudamente la ciudad de Talca, en particular el ambiente aristocrático, la vida en el campo, las diferentes organizaciones sociales y la vida de barrio, “además de las festividades religiosas entre muchos otros temas”. Estos escritos, basados en la técnica periodística, intentaban llegar a todo público a través del relato cotidiano de tres grandes tópicos: la historia de Talca, la historia de la ciudad y su relación con hechos de interés nacional y temas contingentes, siendo en estos últimos donde Rigon Benoit expresaba su posición más personal.
Mediante las Crónicas Talquinas, Benito Riquelme, intentaba generar un espíritu crítico en los habitantes de la capital maulina, mostrándose como un férreo opositor a la “ostentación social, al aire altanero y a la ignorancia vestida de elegancia” que, según él, era propio de algunos talquinos. Sin embargo, Riquelme también reconocía en los talquinos a muchos intelectuales y hombres públicos destacables siendo conocida su admiración por el Abate Juan Ignacio Molina, el Obispo José Ignacio Cienfuegos, Francisco Hederra Concha, Agustín Abarca, Aníbal Jara, Florencia Umaña, Stella Corvalán, los hermanos Rojas Labarca, Jerónimo Lagos Lisboa, Mario Brack, Domingo Melfi, entre otros.
Durante su vida se comprometió tempranamente con el servicio público y el avance cultural de la ciudad, siendo dueño “de profundos sentimientos e inquietudes comunitarias”, lo cual motivó su ingreso al cuerpo de bomberos de Talca, llegando a formar parte de su directiva. Una iniciativa reconocida de su paso por los bomberos fue la fundación del Museo Bomberil de Talca (1958), el más antiguo de Chile en su tipo y al que en muchas ocasiones denominó como “templo” más que museo por ser una “lección objetiva del pasado”.
Esta importancia demostrada por Riquelme por la vida comunitaria, el desarrollo cultural y la historia local de Talca, lo llevó a convertirse en el compilador de información más importante de la región del Maule, construyendo un archivo que cuenta con más de 15 mil materias clasificadas sobre el siglo XX, divididas en noticias, documentos, fotografías, libros, recortes de prensa, cartas y documentos, organizados en 15 mil fichas escritas a mano almacenadas en un kárdex. Todos los documentos clasificados dieron como resultado la creación de 2 mil 662 carpetas temáticas en las que se aglutinó todo el material recabado a lo largo de su vida como cronista, bombero, actor, dramaturgo y archivero.
Actualmente este legado documental de inmenso valor patrimonial que perteneció a Benito Riquelme se encuentra en la Universidad de Talca, específicamente en su Centro de Documentación Patrimonial el que cuenta con las condiciones apropiadas para su resguardo, conservación, investigación y difusión.