Juan Ignacio Molina, hijo de Agustín Molina y Francisca González. Nació el 24 de junio de 1740 en Huaraculén, Villa Alegre, Región del Maule. Sus primeros años de vida los pasó en su lugar de nacimiento y en Talca donde cursó parte de su enseñanza en el Colegio del Sagrado Corazón de la Arboleda. En este establecimiento tuvo su primer acercamiento a uno de sus grandes intereses: los idiomas, aprendiendo desde muy pequeño el latín. A los 15 años ingresó a la orden religiosa de la compañía de Jesús, en la que se formó en diversos ámbitos científicos y en idiomas llegando a dominar el latín, el griego, el italiano, el francés y el castellano.
Siendo parte de la orden religiosa sus dos primeros años de estudio los realizó en el noviciado de San Francisco de Borja en Santiago, para posteriormente trasladarse a Bucalemu a completar sus años de humanidades, destacándose por sus aptitudes investigativas y científicas.
En 1767 los conflictos entre la corona española y la Compañía de Jesús generaron la salida abrupta de esta orden de todas las colonias pertenecientes a España, incluyendo los territorios de Chile, siendo Juan Ignacio Molina una víctima del exilio forzado que lo llevó a Europa y lo separó para siempre de su tierra natal.
Durante sus primeros años en Europa, Juan Ignacio Molina se dedicó a enseñar en escuelas privadas de Bolonia sus conocimientos vinculados al latín y, en segunda instancia, lo referido al idioma francés, la geografía, la historia y la historia natural. Durante esta época se dedicó, además, a escribir parte de los estudios que había realizado en Chile publicando en 1776 el Compendio de la Historia Geográfica, Natural y Civil del Reyno de Chile, el que fue escrito casi de memoria, ya que gran parte de sus documentos le fueron arrebatados una vez que fue expulsado de Chile. Posteriormente, por azares de la vida, recuperó parte de sus investigaciones lo que le permitió publicar el Ensayo sobre la Historia Natural de Chile en 1782. Debido al gran interés que suscitó esta obra, Molina publicó en 1787 el Ensayo sobre la Historia Civil del Reyno de Chile.
En forma paralela al éxito de sus investigaciones, comenzó su carrera como maestro en la educación superior, específicamente en la Universidad de Bolonia, en la que enseñó el idioma griego y Ciencias Naturales.
Su vida de gran científico y valorado investigador no estuvo exenta de trabajos vinculados a las “artes útiles”, aquellas artes de uso cotidiano, pero no por eso menos importantes que el Abate Molina desarrolló con la misma dedicación que el resto de sus trabajos. Una de sus obras más destacada en este ámbito fue El Arte de Cocinar.
Por otra parte, sus trabajos de científico seguían desarrollándose y su vinculación religiosa no impidió que Molina investigara la especie humana, publicando en 1815 Analogías menos observadas de los tres reinos de la Naturaleza, y luego en 1818 Sobre la propagación del género humano en las diversas partes de la tierra. Ambos trabajos apuntaron al análisis de la evolución humana, proponiendo 44 años antes que Charles Darwin una teoría sobre la evolución gradual de la especie humana, argumentando que la naturaleza no se divide en tres reinos (animal, mineral y vegetal), sino que en tres especies de vida: La formativa, la vegetativa y la sensitiva. Asimismo, dentro de sus investigaciones el Abate Molina llegó a proponer que las diferencias en la raza humana se debían a factores climáticos y geográficos, situación que le valió la acusación de herejía por parte de uno de sus discípulos y una investigación de años a sus estudios por parte del obispado de Bolonia, la que finalmente no pudo acusar de falta de fe a sus investigaciones, pero si le privó la posibilidad de publicarlos.
En 1829 se publicó su última obra en vida, denominada Memorias de Historia Natural en la cual reunió gran parte de sus trabajos en esa materia. El mismo año falleció en Bolonia. En 1967 sus restos fueron trasladados a Chile y hoy descansan en la Casa Parroquial de Villa Alegre, tras la caída de la Iglesia del Niño Jesús, a raíz del terremoto de 2010.
Actualmente la ciudad de Talca posee gran parte de su legado, ya que en vida donó sus bienes para la construcción de una biblioteca en la capital maulina, deseo que se materializó, pero en la construcción de un Instituto literario que abrió sus puertas en 1827. En 1835 un terremoto azotó la ciudad de Talca y dañó gravemente el inmueble, por lo que este establecimiento se reubicó en el edificio de las Escuelas Concentradas hasta 1925. Paralelamente su rector, Enrique Molina Garmendia, ya había comenzado las gestiones para construir el edificio definitivo de este instituto, el que se ubicaría en la Alameda, inaugurándose en 1926 el local en el que se mantiene hasta hoy, siendo conocido inicialmente como Instituto Literario de Talca, para luego llamarse Liceo de Hombres, posteriormente Liceo A-8; y finalmente adoptar el nombre de Liceo Abate Molina de Talca.
Artículos Revista Universum:
LA SABIDURÍA DE JUAN IGNACIO MOLINA
Walter Hanish Espíndola (
http://universum.utalca.cl/contenido/index-87-2/Walter_Hanish_Espindola.pdf
REFLEXIONES EN TORNO AL ABATE JUAN IGNACIO MOLINA, LA
ILUSTRACIÓN, Y EL ENSAYO SOBRE LA HISTORIA NATURAL DE CHILE
Javier Pinedo
http://universum.utalca.cl/contenido/index-92/Javier_Pinedo.pdf
FUENTES PARA EL ESTUDIO DE JUAN IGNACIO MOLINA
Walter Hanisch Espíndola
http://universum.utalca.cl/contenido/index-95/Walter_Hanisch_Espindola.pdf
EL ABATE MOLINA Y LA CIENCIA DE SU ÉPOCA
Augusto Salinas
http://universum.utalca.cl/contenido/index-98/salinas.pdf
JUAN IGNACIO MOLINA, EXILIADO Y HERESIARCA
Walter Hanish Espíndola S.J
http://universum.utalca.cl/contenido/index-87-1/Walter_Hanish_Espindola.html