La visualidad chilena del siglo XIX según Mauricio Rugendas
Mauricio Rugendas (Johann Moritz Rugendas) nació en Augsburgo, Alemania, el 29 de marzo de 1802 y falleció en 1858, en su tierra natal. Según uno de sus más destacados biógrafos chilenos, Tomás Lago, Rugendas fue un pintor y dibujante de extraordinaria calidad. El “pintor romántico de Chile” como lo llamó en su libro de 1960, con sólo 19 años demostró un vital interés por América cuyas nacientes repúblicas serían para el bávaro una inspiración que marcarían su existencia y que le permitirán mostrar al viejo mundo, uno nuevo, lleno de color y exuberancia.
Producto de este ímpetu, en 1821 viaja de Europa a Brasil, formando parte de una expedición científica. Por primera vez pisa el nuevo mundo, cuya experiencia será expresada en la publicación del libro de grabados “Viaje pintoresco en el Brasil”.
Tras este primer acercamiento retorna a Europa, donde vivirá intensamente en París, potenciando sus cualidades artísticas. Diez años después volverá a América. En 1831 desembarca en Haití y México, en este último país vivirá por tres años.
Tras la estadía en México se embarca a Chile en 1834, atraído por la belleza de Valparaíso, momento desde el cual comenzará a retratar piezas fundamentales de la visualidad nacional del siglo XIX como la llegada del Presidente Prieto a la Pampilla, y El huaso y la lavandera.
Rugendas trae a cuestas una experiencia artística reconocida en Europa y se quedará, con intervalos, durante 11 años en Chile, hasta 1842.
En 1835 conoce a un amor que los marcará de por vida. En los salones de la aristocracia chilena conocerá a la talquina Carmen Arriagada, esposa del militar alemán Eduardo Gutike, su compatriota, con la que estableció una larga relación epistolar-sentimental y a la que obsequia su fantástico álbum de dibujos y pinturas: “A la señora doña Carmen Arriagada de Gutike, de su sincero amigo, M. Rugendas”.
El pintor alemán nos entregó una acuciosa formar de ver el país producto de variados encargos, pinturas, grabados y dibujos producidos en sus frecuentes viajes por Chile.
En 1837 se radica en Valparaíso donde conoce a un nuevo amor, Clarita Álvarez Condarco. En noviembre de 1842 deja Chile, y se instala en Lima para regresar al país, según sus biógrafos, en 1845 sólo para despedirse de su verdadero amor, Carmen Arriagada, y emprender viaje a Uruguay, para retornar finalmente a Alemania donde murió a los 56 años.
Rugendas dio fundamento a un imaginario de Chile; a una visualidad que constituye una identidad, un espejo: ¿quiénes somos, de dónde venimos? Fueron algunas de las preguntas que impregnaron el quehacer pictórico del artista alemán con lo cual dio vida a las primeras imágenes de la nación, su gente y costumbres.